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Barcelona

De la reaparición de Messi a la invisibilidad de Griezmann

Messi

El barcelonismo celebró la reaparición de Messi como uno de sus mejores conciertos contra el Valladolid (5-1).

Una nueva ‘master class’ en el expediente de la Pulga mientras asistió a una nueva representación de la invisibilidad que ya padece Antoine Griezmann.

Después estar ausente por problemas musculares, y habiendo entrado poco a poco en el ritmo de competición, la reaparición de Messi se firmó en mayúsculas.

Muy a su estilo: marcó, asistió y ofreció un repertorio de su mejor manual de jugador excepcional.

Frente a este resurgimiento de Messi, el Barcelona sigue aguardando ávido a la eclosión de otra de sus potenciales estrellas, Antoine Griezmann.

El francés que tras el 5-2 al Betis en el que fue el líder y marcó dos goles, se ha convertido en un futbolista venido a menos.

Antes de marcharse enfadado del templo de los culés, Griezmann salió al Camp Nou por segunda vez de forma consecutiva desde el banquillo.

Anoche contra el Valladolid entró en el 64 por el joven Ansu Fati, mientras que en el anterior, contra el Sevilla, vio todo el partido junto a los reservas.

En el choque de Praga estuvo de titular, luego salió.

Griezzman es suplente en el Barça y no el rey que era en el Atlético y con Les Bleus. Foto: EFE.

El precio que debe pagar

El internacional francés ha descubierto de forma rauda que en el Barcelona no es un intocable y que los galones, más que ganárselos, se los tienen que conceder.

No es un caso nuevo, ya que otras estrellas de renombre cuando se enfundaron la azulgrana debieron pasar por el mismo proceso.

Se sabe que Messi y sus socios son los que mandan en el campo y ellos deciden cómo se juega en el césped.

Tampoco es la primera vez que Griezmann ha jurado en arameo cuando en una ocasión franca se ha convertido en invisible.

Ante Valladolid recriminó a Semedo en el 83 que no le echase el balón a sus pies cuando era lo más factible.

Pero no lo hizo cuando Messi se la jugó sólo en la frontal, cuando lo más fácil era pasarle el balón y firmar el 1-6. Griezmann apenas se atrevió a poner cara de desesperado.

Sabe, aunque duele, que aún no ha sido reconocido como socio en ataque, y que por mucho que se mueva por la línea ofensiva no lo es.

A pesar de haber llegado por 120 millones de euros, ello no va a evitar convertirse en un jugador invisible en ocasiones para sus compañeros.

Messi
Messi, líder, rey e ídolo del Barcelona. Foto: EFE

Aceptar el reinado de Messi

Simplemente tendrá que ejercer de paje para el rey. Deberá aceptarlo. Y más que eso, debió saberlo desde que decidió ir al Barcelona.

Todo lleva su tiempo, y Griezmann, si se lo propone, acabará siendo un socio destacado para los planes de Messi, por puro sentido común.

Pero para ello, tendrá que echarle mucha paciencia y aceptar que en el Barça de Messi se empieza por ser plato de segunda mesa.

Ese es el previo para ir evolucionando poco a poco hasta, quizá, acabar sentando un día en la misma que el argentino, a quien en el Barça nadie le discute en un decenio su liderato, por otra parte, ganado a pulso.

Además: Lo que Pep pensó cuando vio a Messi por primera vez

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